Daños medioambientales, ¿quién se hace cargo de ellos?
Los entornos naturales son un patrimonio que no tenemos derecho a modificar ni destruir, por eso su conservación se convierte en un objetivo que las empresas deben tener presente al desarrollar su actividad. El seguro se convierte en un gran aliado para cumplir con este objetivo ya que actúa como garantía de reparación y compensación en caso de que la empresa produzca daños en el entorno. Te contamos cómo actúa en estos casos:
En España, el gran elemento de referencia en materia de seguro y medio ambiente es la Ley 26/2007, denominada de Responsabilidad Medioambiental. Esta ley establece que las empresas que causen daños a determinados recursos naturales, deben responder por ellos. Es decir, las compañías están obligadas por ley a devolver el recurso dañado a su situación inicial o, en caso de que no sea posible hacerlo, compensar el daño mediante acciones en otros lugares. Pues bien, aquí está la primera intervención del seguro ya que siempre que se fija una responsabilidad, como en este caso medioambiental, ésta puede ser atendida, total o parcialmente, mediante un seguro. Así pues, si una empresa contamina un río con un vertido, su seguro de responsabilidad medioambiental puede asumir el coste de drenar y depurar el agua hasta revertir el problema.
No solo se debe reparar el daño, también sus consecuencias
Además del principio de que “quien contamina, paga”. En materia de medio ambiente hay otro principio fundamental y es que no solo no se debe contaminar, sino que, si se produce la contaminación, es importante realizar, en la medida de lo posible, labores que eliminen por completo las consecuencias de dicha contaminación.
Se deben tomar medidas de prevención, evitación y reparación de los daños medioambientales.
Debemos poner los medios para que la contaminación no se produzca, pero, si aun así se produce, es nuestra obligación reparar el daño. Existe sin embargo una responsabilidad que va más allá y es la de reparar también las consecuencias que ese daño cause a terceros, en este caso, estaríamos hablando de la responsabilidad civil medioambiental. Aquí, también existe un seguro para asumir los daños.
El seguro garantiza que las empresas puedan asumir los costes del daño producido
Para una serie de actividades, digamos, potencialmente contaminantes, se establece un mecanismo de responsabilidad objetiva; esto te sonará si has leído algo sobre la responsabilidad civil de los vehículos. En la responsabilidad objetiva, no hace falta que hagas las cosas mal; es decir, no hace falta que seas culpable del hecho (la contaminación) para que debas repararlo. El resto de actividades tienen lo que se llama una responsabilidad subjetiva: serán responsables de los daños si ha mediado por su parte dolo, mala fe o negligencia.
El seguro garantiza que el causante responderá ante los daños, aunque carezca de los recursos para afrontarla.
Y es que el medio ambiente no puede depender de esa capacidad; eso construiría un mundo en el que unos elementos de medio ambiente se verían reparados, porque sus contaminadores tendrían dinero, y otros no. Si lo piensas, es lo mismo que en el caso del seguro del automóvil. Para evitar ese problema es por lo que existe el mecanismo de seguro.
Existiendo un seguro, la responsabilidad de tener los recursos suficientes como para reparar un daño ambiental se transfiere a la aseguradora; una entidad fuertemente regulada y supervisada por la Administración, cuya solvencia es constantemente vigilada y que, por lo tanto, ofrece la garantía de que, por decirlo coloquialmente, siempre que haga falta dinero, habrá dinero.
Dos herramientas para la protección del medioambiente
Como hemos visto, hoy por hoy el aseguramiento de nuestro medio ambiente adopta dos grandes formas: la responsabilidad medioambiental, nacida de la ley y según la cual el daño debe, además de ser prevenido, ser reparado si se produce; y la responsabilidad civil medioambiental, que es un escalón más que establece la oportuna indemnización de terceros que puedan haberse visto afectados por un episodio de contaminación (por ejemplo, porque haya experimentado problemas de salud).