La importancia de la detección precoz en el cáncer de mama
El 19 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, un día más en el calendario para quien no lo ha padecido, pero una jornada de hondo significado para aquellas mujeres que lo sufren o que tienen algún caso cercano. Y son muchas. Porque en España hay más de medio millón de mujeres que en algún momento de su vida ha padecido cáncer de mama. Una incidencia altísima. No en vano, se trata de la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres. Por fortuna, la detección precoz aumenta notablemente las posibilidades de curación. Y de ahí, lo del “Día de”, para concienciar de la importancia de estar alerta.
En España se diagnosticaron 34.740 nuevos casos de cáncer de mama en 2022, según las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, lo que representa casi el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres. Lo vital es que, si se detecta en su etapa inicial, el índice de curación es casi del 100%. ¿Y qué puedes hacer para detectarlo en su primer estadio? Lo más fiable son las revisiones médicas periódicas, especialmente si incluyen una mamografía. Se sabe que gracias a las revisiones periódicas con ecografía de mama y mamografía se reduce la mortalidad del cáncer cerca de un 40%. Hablamos de un cáncer que no siempre da la cara, de hecho, muy rara vez se aprecia físicamente.
La mamografía confirma el 90% de los casos en fases precoces.
La mamografía consiste en una radiografía de las mamas que permite detectar lesiones en la mama hasta dos años antes de que sean palpables y cuando aún no han invadido en profundidad ni se han diseminado a los ganglios ni a otros órganos. A eso es a lo que se llama diagnóstico precoz.
Cuando el tumor se detecta en estas etapas iniciales, no sólo aumenta la probabilidad de curación, sino que, además, es posible aplicar tratamientos menos agresivos, que dejan menos secuelas físicas y psicológicas en la mujer.
Hay algunos mitos sobre las mamografías, como que duelen. Por supuesto, no es cierto. La dosis de radiación empleada en la mamografía es mínima, por lo que resulta inofensiva y en muy pocos casos llega a doler. Normalmente, lo único que notarás es la presión que ejercen las placas de plástico transparente sobre los senos.
A partir de los 40 años se recomienda realizar revisiones con mamografía cada 1 o 2 años, y pasados los 50, pruebas anuales, ya que se trata de una edad de mayor riesgo. Además, la mamografía es una prueba menos sensible en mujeres con mamas más densas, como suele ocurrir entre las que son más jóvenes.
Aunque no está de más, no se aconseja como único método de detección la realización de autoexploraciones. Ya que, como decimos, no siempre se aprecian síntomas de ningún tipo. No obstante, está bien que conozcas tus propios senos. Acude inmediatamente al médico si notas alguna anomalía.
¿Qué tipo de anomalías puedes apreciar?
- Cambio en el tamaño de las mamas.
- Irregularidades en el contorno.
- Menor movilidad de las mamas al levantar los brazos.
- Alteración en la piel de la mama.
- Cambios en el pezón, como el hundimiento.
- Nódulos en el pecho o en la axila.
En el día de la concienciación contra el Cáncer de Mama, recomendamos llevar hábitos de vida saludables, comer sano, realizar ejercicio físico y, por supuesto, acudir a revisiones periódicas, a ser posible, con mamografía.