Movilidad sostenible, movilidad verde, movilidad… segura
Al conductor-tipo de coche eléctrico o híbrido en España podemos llamarlo Antonio. Y podemos llamarlo Antonio porque el INE nos dice que es el nombre más frecuente entre la población masculina; y nos dice, además, que la edad media de los antonios españoles es de unos 56 años. Y ésta es una edad que nos viene muy bien, porque lo que también nos dicen los datos es que el conductor más frecuente de vehículo eléctrico e híbrido tiene, precisamente, entre 56 y 60 años de edad.
Estadísticamente hablando, Antonio vive en la Comunidad de Madrid. Las probabilidades son muchas de que sea en el propio municipio de Madrid, pero eso no es ninguna novedad porque la población de la ciudad de Madrid es, en sí, una parte muy sustancial de la de toda la región. Sin embargo, si hemos de atender a estadísticas relativas, esto es, a los lugares donde es mayor el peso de los vehículos con motores alternativos sobre la población, tendremos que concluir que es en Pozuelo de Alarcón donde esta ratio es más elevada. En realidad, sólo en la Comunidad de Madrid, el peso porcentual del coche verde es superior en Pozuelo, Las Rozas, Rivas-Vaciamadrid, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes que en la propia capital. El vehículo eléctrico, pues, cuando menos a día de hoy, es un coche muy castizo.
En el parque de turismos españoles, hoy tenemos que ver pasar siete coches conducidos por un joven antes de ver pasar a un híbrido o eléctrico.
Los datos indican, en este sentido, que, sea por coste, sea por uso, sea por costumbre, todavía una de las asignaturas pendientes que le queda al coche eléctrico e híbrido es estar presente en los primeros momentos en que una persona empieza a conducir.
Estos días, pues, que, con ocasión del Salón TRAFFIC, dedicado a la movilidad segura y sostenible, estamos, quizá, en mayor disposición de abordar el análisis de los resultados y asignaturas pendientes del coche verde, deberíamos plantearnos que uno de sus retos es, precisamente, extender su radio de acción, incrementar su presencia activa en el parque y popularizarse entre los conductores de menor edad. Hablamos de un colectivo que todavía no ha accedido en masa a estos vehículos pero que, por carácter, es sensible a soluciones de movilidad más respetuosas con el medio ambiente y que, además, suele tener necesidades de movilidad muy urbanas, como demuestra su uso masivo de vehículos como las motos y los escúteres.
Desde luego, el seguro estará ahí para apoyar la generalización del vehículo verde. De hecho, ya se ha adaptado a las necesidades intrínsecas del vehículo eléctrico e híbrido, ofreciéndole hoy en día una total asegurabilidad y es capaz de responder a todas y cada una de las demandas específicas de este tipo de vehículos.
El seguro ya se ha adaptado a las necesidades intrínsecas del vehículo eléctrico e híbrido, ofreciéndole hoy en día una total asegurabilidad y siendo capaz de responder a todas y cada una de las demandas específicas de este tipo de vehículos.