¿Quién se atreve a asegurar el Aston Martin que condujo James Bond?
El aseguramiento de clásicos o cómo cuidar de los coches con historia
Para la mayoría de conductores, nuestro coche es (como diría el mismo Gollum) “nuestro tesoro”, ya sea porque lo usamos a diario o porque vamos a pagarlo a plazos durante mucho tiempo. Pero lo cierto es que solo algunos de ellos son, realmente, tesoros.
No es lo mismo tener en el garaje el Renault 19 que heredaste de tu tío Antonio, que el Aston Martin DB5 que condujo Sean Connery en James Bond. Por eso, las aseguradoras cuentan con seguros específicos para este tipo de vehículos. Y nos referimos a los de Bond; James Bond. No al de tu tío Tonio, An Tonio.
Empecemos por el principio, ¿es lo mismo un coche clásico que uno antiguo?
No, aunque ambos tengan un gran valor. El vehículo clásico es el que tiene más de 25 ¡atención!, lejos de ser una chatarra, cuenta con unas características propias especiales: ser una referencia en automovilismo, tener una singularidad concreta, pertenecer a un modelo del que quedan pocos ejemplares… El histórico, además de tener más de un cuarto de siglo, está registrado en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español.
Hay veces que los vehículos se consideran clásicos por ser de una serie limitada, haber participado en un hecho histórico o tener alguna particularidad
Existen casos, además, en los que los vehículos se consideran clásicos por ser de una serie limitada, haber participado en un hecho histórico o tener alguna particularidad. Hablamos de coches como el Pegaso X-102, del que la compañía solo fabricó 84 unidades en la década de los 60, o el Ford familiar en el que Penélope Cruz regresaba del pueblo con su madre escondida en el maletero en la película Volver, un vehículo que puede verse ahora en el Museo de Coches de Cine de Yuncos.
¿Qué debe cubrir el seguro de un coche clásico?
Como cuenta el presidente de la Federación Española de Vehículos Antiguos, Josep Maria Companys, tanto coches clásicos como históricos suelen circular poco por carretera, “solo para participar en concentraciones, rallies de regularidad histórica y, esporádicamente, algún viaje particular”. Gracias a ello sufren pocos percances, aunque cuando los tienen, normalmente por roces o averías, requieren de un taller especializado para su reparación. Sin ir más lejos, según Companys, es mucho más difícil encontrar recambios de preguerra que de posguerra.
«Es mucho más difícil encontrar recambios de preguerra que de posguerra»
Por todo ello, existen distintos tipos de seguros para estos vehículos. Las entidades ofrecen, por ejemplo, un seguro solo con cobertura de responsabilidad civil frente a terceros para los que salen poco del garaje y quieren proteger solo lo que puedan hacer a otro vehículo; suelen tener también, eso sí, asistencia en viaje (muy útil cuando uno tiene una avería en carretera) o con reparación de lunas (ya que el recambio suele ser costoso). En el caso de que el coche sea una auténtica joya, porque se usó en un rodaje famoso o incluso porque sirvió para llevar a la reina Letizia al altar (es un decir; la verdad es que el coche se quedó en la calle), es habitual que el propietario lo proteja también de daños propios, nos sea que de tanto sacarle brillo, nos carguemos un faro sin querer. En estos casos tan especiales y para siniestros de mayor gravedad se pacta previamente con la aseguradora el valor del vehículo.
Aseguradoras especializadas en coches clásicos
No todas las compañías aseguran clásicos y esto sucede por diferentes motivos. En primer lugar, la especialización. Hay compañías que se han hecho expertas en la materia y diseñan al dedillo el tipo de coberturas y servicios que requieren estos coches. En segundo lugar, porque se trata de un sector con mucha complejidad: los coches se usan poco, así que la prima es muy baja, pero cuando hay un percance, la reparación es muy laboriosa. Así pues, si tienes una joya, busca un buen joyero.