Seguro de cirugía estética: ¿Quién me cubre en caso de error en la operación?
Someterse a una operación de cirugía estética, independientemente del motivo por el que vaya a realizarse la misma, es una cuestión muy delicada, pues estamos poniendo nuestra salud e integridad física en manos de un tercero, afrontando un riesgo personal.
Aunque pueda parecer que no tiene importancia, no deja de ser meterse en quirófanos y, por lo tanto, exponerse a algunos riesgos inherentes a la anestesia y la operación.
Es por ello, entre otras razones, que la legislación española obliga a todas las personas que ejerzan la profesión médica de forma privada a tener contratado un seguro de responsabilidad civil para afrontar las reclamaciones por daños causados a sus pacientes, con motivo de un error o una negligencia profesional.
De esta manera, se evita, como en el seguro del automóvil, que, en el caso de ocurrir cualquier percance, la indemnización a la víctima dependa de la situación económica de quien le causó el daño; existiendo un seguro de cirugía estética obligatorio se tiene la garantía de que siempre habrá recursos para afrontar las responsabilidades que se produzcan.
¿Y en la sanidad pública?
En el caso de los facultativos pertenezcan a la sanidad pública, es la Administración la que puede optar por responder de las reclamaciones patrimoniales que puedan surgir.
Existe un seguro de cirugía estética obligatorio para afrontar los daños que se produzcan
No obstante, lo frecuente es que también los responsables de los servicios sanitarios públicos contraten pólizas de seguro para cubrir este tipo de percances.
De esta forma, en el caso de que te tengas que someter a una intervención quirúrgica de cualquier tipo, también estética, y el profesional sanitario correspondiente cometa un error o negligencia, podrás reclamar los daños y perjuicios que te haya causado dicho error.
Es, pues, un ejemplo más de cómo la existencia de un seguro, el seguro de cirugía estética añade certitud y tranquilidad a una situación con determinado nivel de riesgo. El paciente, en este caso, sabe que, si algo no sale bien, detrás habrá una entidad solvente que responderá por ello.