El seguro de golf: protección contra bolazos
Eso de que el golf es un deporte de elites ya es mentira. Es cierto que primero lo jugaron los marqueses. Pero luego también empezaron a jugarlo los empresarios, después sus ejecutivos, después los abogados y ya, cuando entraron los abogados, todo el mundo. En países como España, que tiene tantos y tantos días de sol, el golf cuenta con una legión de adeptos. Así que es probable que algún día alguien te pregunte cuál es tu hándicap. Tranquilo, no te está preguntando por tus (eventuales) limitaciones; te está preguntando si eres bueno al golf, o como todo el mundo (o sea, malo).
¿Tienen relación el golf y el seguro? Pues sí: mucha. De hecho, si a algo se aferra el golf, si con algo se relaciona estrechamente, es con el seguro. El golf es un deporte que no puede practicarse salvo si se está federado; y, comúnmente, la cuota que cobran las federaciones de golf es, en su mayor medida, la parte que le toca pagar al federado por la póliza de seguros de golf colectiva que contratan las federaciones. Literalmente, pues, se puede decir que no se puede jugar al golf sin estar asegurado.
¿Ante qué me cubre un seguro de golf?
La cobertura fundamental que tiene el seguro de golf es la ya famosa responsabilidad civil esto es, los daños a terceros. El golf, de hecho, puede ser muy dañino. Una bola de golf es una cosa sólida y resistente y cuando se consigue pegarle (que lleva su tiempo), el golfista la lanza por el aire a una velocidad respetable. Si la bolita cae donde el golfista quería, miel sobre hojuelas. Pero eso casi nunca pasa. La mayoría de los jugadores la lanzan demasiado a la derecha, o demasiado a la izquierda (eso si la lanzan). La bolita, realizando ese recorrido inesperado, puede impactar en muchas cosas o incluso seres vivos: otros jugadores, un pato que pasaba por ahí (a los diseñadores de campos les gustan los lagos), los vecinos de un chalé demasiado cercano al recorrido, los coches de un aparcamiento cercano… Los candidatos son muchos y a todos, si les abollas, les tienes que pagar. El seguro de golf garantiza dicho pago.
Además de ello, hay golfistas que se hacen pólizas específicas. Lo hacen, por ejemplo, para proteger el valor de su juego de palos (hay gente que ama a sus palos no sólo más que a sus hijos; incluso más que a su coche; además, unos palos buenos de la muerte cuestan como si los hubiera cincelado Picasso); o para ampliar la cobertura de daños, por ejemplo, por si va y le arrea con el palo al marshall.
La cobertura fundamental que tiene el seguro de golf es la responsabilidad civil
Hoyo en uno: la sorpresa del seguro para golfistas
Pero, además de todo esto, los seguros de golf suelen tener prestaciones ligadas a un asunto que es el sueño de todo golfista: el jolinguán, hole-in-one. Por definición, todo aquel golfista que haya hecho un hoyo en uno te lo contará. Te lo contará mil veces. Lo más probable, de hecho, es que tengas que matarlo para que deje de contártelo; aun así, mientras te lo estés cargando, te lo seguirá contando.
Un hoyo en uno consiste en salir en un hoyo corto (lo que técnicamente se denomina un par tres, o sea, que deberías hacerlo en tres golpes) y meter la bola en el hoyo con ese primer golpe. Así dicho parece fácil, pero en realidad es más difícil que cambiar de canal tirándole a la tele pipas con la boca. Hay pólizas individuales de golf que, si haces un hoyo en uno (en un torneo, y ante testigos, claro) te pagan un trofeo para que lo exhibas. Pero lo más común son los seguros que cubren al promotor del propio torneo de golf.
Hay pólizas individuales de golf que, si haces un hoyo en uno te pagan un trofeo para que lo exhibas
Los torneos de golf siempre tienen premios varios, y uno de los que suelen incluir son los del hoyo en uno. En uno de los pares tres del campo, se anuncia que al primer golfista que meta la bola a la primera le darán una pasta, o un coche, o algo así. El promotor puede escoger entre arrostrar por sí mismo el riesgo de que llegue alguien y la meta (la bola) en el agujero (del green), o puede comprar un seguro para golf. En ese caso, si se produce el hoyo en uno, el coche lo paga la aseguradora.
Estos seguros de golf son fáciles de adquirir y nada caros. Y esto es así porque, como hemos dicho, la probabilidad de hacer un hoyo en uno es pelín remoto. Se suele decir, en este sentido, que un golfista no profesional tiene que salir unas 40.000 veces de un par tres para hacer un hoyo en 1. Considerando que un recorrido de 18 hoyos tiene cuatro pares tres, eso supone que hay que salir al campo unas 10.000 veces. Considerando un golfista promedio, que por lo tanto juega los fines de semana, y suponiendo que lo deja todo y juega sábados y domingos todo el año, esto viene a querer decir que tendría que jugar unos 192 años para conseguirlo.
Ahora ya sabes por qué muchos millonarios filántropos financian la investigación médica para alargar la vida: quieren hacer un hoyo en uno.