Seguros para tarjetas de crédito: cuando el dinero de plástico se protege
Las tarjetas de crédito son como el pulmón: todo el mundo tiene uno y la mayoría de la gente, dos. No se entiende la vida de hoy en día sin esas tarjetitas que abren puertas y ventanas al consumo y a otras cosas.
Hubo un tiempo en que las tarjetas de crédito pudieron ser un complemento de algo más importante: la gente llevaba dinero encima y la tarjeta por si acaso o para gastos elevados. Pero hoy en día los dispositivos de pago, y muy singularmente las tarjetas, han sustituido al dinero en las carteras de muchas personas.
Algo que también saben los ladrones.
Aunque los emisores de tarjetas innovan constantemente para darles cada vez mayor seguridad y hacer más difícil que alguien nos pueda quitar la tarjeta, suplantar nuestra identidad y consumir con ella, ésta es una posibilidad que existe. Posibilidad que es la piedra angular de los seguros de tarjetas, que han tenido en los últimos años un desarrollo importante, tan importante como el de los propios medios de pago electrónicos.
Como acabamos de decir, el primer paso, el epicentro de la mayoría de los seguros de tarjetas es el robo. El robo de la cartera con la o las tarjetas dentro, como sabe cualquiera que lo ha sufrido, es una gran faena. En el momento que nos percatamos de la sustracción, son varias las prioridades que se cruzan. Sobre todo: impedir el uso fraudulento de nuestro dinero para compras y recuperar nuestra capacidad de gasto y consumo que acaba de quedar en stand by porque, de golpe y porrazo, nos hemos quedado sin medio para pagar esas compras.
Es posible que tras un robo de tarjeta puedan suplantar nuestra identidad y consumir con ella
¿Qué tipo de coberturas hay para tarjetas?
Estas dos inquietudes son las que explican buena parte de las coberturas de los aseguradores de tarjetas quienes, una vez más como casi siempre en el seguro, cada vez son menos indemnizadores (te pago el dinero que hayas perdido) y más prestadores de servicio (además, me ocupo de que recuperes tu cartera y tus tarjetas, para que puedas seguir con tu vida).
Lo que pasa es que, en un cambio que también es muy común en el mundo del seguro, los aseguradores hacen evolucionar sus productos introduciéndoles coberturas conexas que hacen más atractiva la protección ofrecida. Coberturas que pueden ser muy variadas y abarcar desde el adelanto del dinero hasta el sufragio de otros gastos ligados con el robo, pasando por el reembolso de entradas adquiridas para espectáculos a los que el asegurado no pueda acudir finalmente, o el coste de reposición de las llaves del vehículo si han sido sustraídas. Por supuesto, un elemento evolutivo de primer nivel en el momento presente es el relativo a las compras en la red, cada vez más importantes en los usos de los consumidores que tienen tarjetas.
La tarjeta de crédito nació para evitarle a los particulares el riesgo y el engorro de ir por la vida con dinero encima. Y el seguro de tarjetas nació para evitarle a los clientes el riesgo y el engorro de sufrir problemas con esas tarjetas. Una cadena de protección que funciona.