El silencioso seguro industrial
En este blog hablamos a veces de los seguros que adquieren las empresas; pero, probablemente no lo hacemos lo suficiente. El seguro industrial[1] empalidece en sus cifras de primas frente a las magnitudes alcanzadas por los seguros de vida, del automóvil, de salud o del hogar. Y, sin embargo, si no estuviera ahí seríamos mucho más pobres.
Y es que la importancia del seguro para industrias es cuantitativa pero es, sobre todo, cualitativa. El principal beneficio de este seguro es la certidumbre que le aporta a aquél que se está jugando los cuartos en un proyecto de inversión. El primer Henry Ford, por ejemplo, decía que sin el seguro no existirían los rascacielos; porque un rascacielos es un edificio que cuesta un montón de pasta levantar; y nadie la invertiría si no hubiese alguien, como el asegurador, dispuesto a restituírsela si algo: un incendio, o un terremoto, acabase con él.
Algo de esto ya se aprecia cuando se observan los costes medios de los percances que atienden (e indemnizan) las aseguradoras españolas de seguro industrial. Cuando se comete un robo en una industria, el botín medio es de unos 7.500 euros. Cuando un transporte de mercancías sale mal, el dinero que se pierde ronda los 2.000 euros. Y, más aún, cuando un montaje (una grúa, un molino eólico…) sale mal, genera nada menos que una pérdida media de 36.000 euros.
¿Pueden los empresarios hacer frente a estos costes sin un seguro industrial?
¿Crees que todos los empresarios están en condiciones de afrontar, por sí solos, pérdidas de 2.000 euros, de 7.500 euros, de 36.000 euros, y seguir adelante? La respuesta es: no. Si no existieran los seguros industriales, a los empresarios que se quedan por el camino porque el producto que venden no tiene interés para el público o se pasa de moda, que ése el riesgo que ha de correr un emprendedor, se uniría toda una legión adicional de empresarios que abandonarían no por no haber sido exitosos, sino por haber sido golpeados por la mala suerte. El seguro está ahí para impedir que eso pase.
Cuando existe seguro, el empresario se queda con el riesgo en el que nadie le puede sustituir, el riesgo de tener éxito; y todo lo demás, todo lo que tiene que ver con hechos inesperados, corre por cuenta del seguro. Sin esta división de riesgos, todos los empresarios modificarían su comportamiento, serían más cautos, más conservadores. Invertirían menos, o más despacio. Y ya sabes lo que eso quiere decir: menos crecimiento, menos empleo.
El seguro industrial, por lo tanto, podrá ser cuantitativamente pequeñito, pero le debemos buena parte de nuestro bienestar.
[1] Multirriesgo industrial, incendios industriales, transportes, seguro a la construcción, seguros de montaje, avería de maquinaria, equipos electrónicos y robo industrial.
