Tsunami: la ola que todo se lleva
La palabra tsunami invoca una de las peores catástrofes a las que se enfrenta la Humanidad. Es palabra del japonés, y tiene todo su sentido que así lo sea pues si hay un país que históricamente, y en el presente, sufre las consecuencias de los tsunamis, ése es Japón. El tsunami es la consecuencia de que, en algún punto de mar, relativamente cercano a la costa, se produzca un terremoto de magnitudes importantes. Aunque también puede ser una erupción violenta, como la famosa explosión de la isla de Krakatoa (Indonesia) de 1883. Esta primera catástrofe, el terremoto o la erupción volcánica, genera una segunda catástrofe, que es el tsunami propiamente dicho: una marea inusitadamente violenta que penetra en la tierra desde la costa, en ocasiones muchos kilómetros, llevándoselo todo por delante. No es posible protegerse de los tsunamis; la única estrategia válida es huir de ellos.
Desde hace cinco años hoy, 5 de noviembre, es el día mundial de la concienciación sobre los tsunamis. La concienciación es, en efecto, de gran importancia, puesto que no existe manera de evitar los terremotos en el fondo marino y que estos tengan consecuencias sobre las aguas.
El gran problema de los tsunamis, que hace tan importante la concienciación sobre ellos, es que es eso que técnicamente en seguros se llama un riesgo no sistemático. Es, pues, un evento que se presenta muy raramente y sin una frecuencia reconocible. Pero cuando se presenta, lo hace generando unas pérdidas humanas y económicas que se comparan con muy pocas otras catástrofes posibles. En las últimas décadas, además, la creciente urbanización de muchas zonas del mundo, que se ha desarrollado especialmente en zonas costeras y, por tanto, vulnerables ante los tsunamis, ha hecho que la virulencia de estos hechos se haya multiplicado. En apenas década y media, el tsunami de Indonesia y el de Fukushima en Japón han arrojado importantes enseñanzas en este sentido.
Uno de los elementos de la prevención de tsunamis es el aseguramiento. Un buen seguro no puede impedir un tsunami ni su capacidad destructiva; pero, al menos, tiene la capacidad de colocarte otra vez en la casilla de Salida, en condiciones de volver a empezar. Ante los hechos cuya prevención y protección es difícil o imposible, adquiere una gran importancia que existan mecanismos financieros de protección que permitan la compensación económica de las pérdidas sufridas. El seguro, en ese sentido, es una pieza fundamental y, en el caso de España, hay que recordar que los daños derivados de seísmos y embates de mar sobre personas y bienes asegurados son atendidos por el Consorcio de Compensación de Seguros.
Los 10 peores tsunamis de la Historia
Lugar | Fecha | Pérdidas económicas | Pérdidas humanas |
Sumatra (Indonesia) | 26/12/2004 | 10.000 millones USD | 230.000 |
Costa del Pacífico Norte (Japón) | 11/3/2011 | 235.000 millones USD | 180.000 |
Lisboa (Portugal), Huelva (España) y Marruecos | 1/11/1755 | N/D | 65.000 |
Krakatoa (Indonesia) | 27/8/1883 | N/D | 38.000 |
Mar de Enshunada (Japón) | 20/9/1498 | N/D | 31.000 |
Nankaido (Japón) | 28/10/1707 | N/D | 30.000 |
Sanriku (Japón) | 15/6/1896 | N/D | 22.000 |
Norte de Chile (Chile) | 13/8/1868 | 300 millones de USD | 25.000 |
Islas Ryuku (Japón) | 24/4/1771 | N/D | 12.000 |
Bahía Ise (Japón) | 18/1/1586 | N/D | 8.000 |
Fuente: www.australiangeographic.com.au