Un seguro de vida para todas las edades
La muerte da yuyu y, por eso, nadie quiere hablar de ella. Sin embargo, está ahí. Es una certeza. Lo que no se sabe es cuándo llegará, claro. Aunque todos deseamos que la parca llegue tarde, cuando hemos puesto nuestras cosas en orden y echado ya las cuentas de lo que hemos disfrutado la vida; no siempre ocurre así. Irse prematuramente puede ser un problemón, no solo para ti –que eres el que te vas–, sino también para los que se quedan. Entra un sueldo menos en casa, queda bastante hipoteca pendiente, los críos son pequeños… Una movida, vaya. Pero esta situación indeseada se puede evitar fácilmente. ¿Cómo? Con un seguro de vida riesgo.
La mayor parte de las personas fallecen a edades tardías. En España, seis de cada 10 muertos tenían más de 80 años. Y si se baja el listón de edad a los 70 años, el porcentaje crece hasta el 80%. Pero luego está ese otro 20%. Ese otro 20% es gente que se va antes de lo previsto.
Hablan los datos
Las estadísticas son frías pero, también, elocuentes. Muestran quién es previsor y quién no. Los datos recabados por Estamos Seguros entre las aseguradoras revelan que, en 2021, el 23% de las personas que fallecieron a una mediana edad (entre los 40 y los 60 años de edad) tenía seguro de vida. En estos casos, el seguro fue capaz de ayudar a sus familias a soportar el mazazo económico que supuso su pérdida.
¿Y dónde vivían estas personas que fallecieron con seguro de vida? Normalmente, en ciudades. La mitad de ellos residía en municipios de más de 250.000 habitantes.
Un análisis del reparto de fallecidos asegurados por provincias confirma este hecho. La mitad de los asegurados que pasaron a mejor vida eran vecinos de localidades ubicadas en Barcelona, Madrid y Valencia. Es decir, las demarcaciones que albergan las mayores áreas metropolitanas del país.
El poder del seguro de vida para ayudar a las familias queda patente al ver la vigencia de las pólizas de las personas malogradas. En un 34% de los fallecimientos –es decir, en una de cada tres ocasiones–, el seguro había sido contratado hace cinco años o menos. En otras palabras: con un esfuerzo económico muy leve, los fallecidos pudieron ahorrar muchos quebraderos de cabeza a sus seres queridos.
Si alguna vez alguien te dice que contratar un seguro de vida es tirar el dinero, ni caso. Un seguro de vida es tu garantía de que te, si te vas, las cosas están en orden.