Pequeñas pero matonas, y seguras Pequeñas pero matonas, y seguras

Pequeñas, pero matonas; y seguras

¿Las pymes son demasiado pequeñas como para asegurarse? Pues es justo lo contrario.  Porque no son grandes es por lo que les conviene la institución aseguradora. El seguro es la protección frente a los riesgos.

Los riesgos a los que se enfrenta un pequeño empresario son muy parecidos a los de un grande: ¿desde cuándo el fuego, las averías eléctricas o los ladrones entienden de tamaños?

Pero hay una diferencia: esos mismos riesgos, cuando se presentan, le hacen mucha más pupa a una pyme que a una gran empresa.

Obviamente, para que una pyme se asegure lo que hace falta es que el seguro esté pensado para ella. Si tienes una barquita con un modesto motor fueraborda y te venden la póliza del Titanic, te la están colando. Pero eso no pasa, porque el seguro hace mucho tiempo ya que adaptó sus ofertas a los clientes de mediano y pequeño tamaño, adaptando las coberturas y sus límites a las que son compatibles con una actividad así.

El seguro hace mucho tiempo que adaptó sus ofertas a los clientes de mediano y pequeño tamaño, adaptando las coberturas y sus límites

¿Qué coberturas debes adquirir si eres una pyme?

Pues, hombre, depende. Depende, fundamentalmente, de ti, de tu negocio, porque tu negocio acaba definiendo tu mapa de riesgos, esto es, la calidad y cantidad de los mismos a los que estás expuestos, y la medida en la que te pueden fastidiar la vida si se convierten en percances reales.

Por ejemplo, siempre es aconsejable asegurar los bienes reales (inmuebles, contenidos, equipos informáticos, mercadería…); pero lo mismo casi todos los activos que manejas son virtuales, por ejemplo, si vendes servicios profesionales. La protección de tu personal dependerá, obviamente, del que tengas y la importancia que revista para tu negocio.

Tu negocio será el que defina el mapa de riesgos

Hechas estas salvedades, las coberturas que suelen aparecer cuando se habla de aseguramiento de pymes son las protecciones patrimoniales que acabamos de citar; la defensa jurídica para tener asesoramiento si se acaba en pleitos o situaciones similares; todo el mundo de protecciones ligadas al transporte si se tiene y se usa alguna flota de vehículos; las protecciones ligadas al personal; por supuesto, el robo; la responsabilidad civil ante terceros derivada de la actividad; y no hay que olvidar una de las coberturas de negocio por excelencia: la pérdida de beneficios, es decir la indemnización derivada de que, como empresas, debas cesar tu actividad comercial por alguna causa. Pero qué combinación de todas éstas te conviene, depende de ti.

La sensación que ha de tener un pequeño empresario cuando ha adquirido algún seguro para su actividad es que tiene racionalmente garantizado que ningún imprevisto va a provocar una discontinuidad en su actividad. El empresario bastante tiene con arriesgar sus recursos o los de sus inversores y situarse en el mercado de forma atractiva y eficiente como para encima andar preocupado de si a alguien se le va a caer una cerilla o se producen rayos y centellas. Eso es mejor dejárselo al seguro.